La termoterapia al igual que la crioterapia forma parte de las terapias pasivas.
Esta terapia implica un aumento de la presión arterial debido a la vasodilatación del aparato circulatorio, por lo que colabora en el transporte de nutrientes debido a este incremento de riego sanguíneo.
Además, contribuye a la eliminación los productos de desecho derivados de los procesos químicos que se han llevado a cabo de la actividad deportiva eliminándolos a través de la sudoración.
Imagen de sauna para realizar termoterapia
Asimismo tampoco no es recomendable como terapia de recuperación una vez finalizado el entrenamiento o en un traumatismo agudo porque la temperatura elevada deriva en el catabolismo del tejido corporal.
Consejos de la utilización de la termoterapia
La termoterapia es todo tratamiento que produzca una vasodilatación aunque que en la mayoría de los casos la temperatura no llegaría a los tejidos más profundos.
En consecuencia esta terapia consiste en el uso de bolsas de calor, saunas húmedas o secas, lámparas de calor e incluso baños de agua caliente.
Por otro lado su uso es recomendable siempre y cuando hayan pasado unas horas de la finalización del entrenamiento.
Del mismo modo se debe descartar su aplicación hasta pasadas 3 o 4 días posteriores a la lesión o traumatismo, es decir, cuando el edema se ha reducido considerablemente.
Consecuencias del uso del calor en el organismo.
La aplicación de calor en el organismo contribuye a mejorar la producción de fuerza debido a la activación del calcio sobre las fibras musculares que se vuelven más sensibles a este átomo.
Por lo tanto, facilitan el procedimiento para realizar una contracción muscular.
Es por ello que en presencia de calor se potencia el proceso químico que incremento el rendimiento muscular, de ahí la importancia de realizar un buen calentamiento al desarrollo de una actividad física.
Sin embargo, debemos recalcar sus contraindicaciones porque no es recomendable en individuos que padezcan problemas de cardiopatías o que sufran alteraciones de la tensión arterial.
Tampoco es aconsejable en personas que estén llevando a cabo un tratamiento de anticoagulación, que padezcan trastornos dérmicos activos como hongos.
En definitiva, es importante contactar con su médico para poder tener un diagnóstico del uso de determinadas terapias por si se adolece algunas de estas patologías.