El gasto energético en el entrenamiento de fuerza viene marcado por las variables del entrenamiento que definirán la fuente energética en base los ejercicios propuestos.
Sin embargo es necesario conocer de donde emana la energía para que el deportista pueda desarrollar una acción.
Asimismo distinguimos el sistema de fosfatos, la glucólisis oxidativa o la glucólísis anaeróbica.
No obstante todos ellos contribuyen en la creación de ATP a pesar de que siempre predominar uno por encima del resto según el trabajo realizado.
El sistema energético de fosfatos.
El sistema de fosfatos utiliza las reservas de ATP almacenadas en el cuerpo para liberar energía.
En realidad se trata de una cantidad almacenada muy pequeña que se consume a los 2 o 3 segundos.
Así pues se utiliza la fosfocreatina para continuar produciendo ATP.
Por consiguiente contribuye a la aportación de ATP de forma importante los primeros 10″ y levemente hasta los 30 segundos.
En definitiva, se trata de una fuente energética para aquellas acciones explosivas que transcurren en un breve periodo de tiempo.
El sistema energético glucolítico anaeróbico.
El sistema anaeróbico actúa cuando el cuerpo necesita obtener energía rápidamente sin la presencia de oxígeno.
Distinguimos la glucólisis rápida y la glucólisis lenta según la intensidad y duración del ejercicio.
En la glucólisis rápida el combustible proviene de la metabolización de glucosa en sangre y de los depósitos de glucógeno del músculo.
Además las actividades con duración entre 30 y 2 minutos a intensidades elevadas suponen concentraciones de ácido láctico debido a la acción de la glucólisis rápida.
Por el contrario, la glucólisis lenta el combustible toma la misma vía energética que la rápida, pero con una menor reducción en la producción de ácido láctico.
Por lo tanto, las actividades de 2 a 3 minutos de duración a intensidades medias y altas, el ATP proviene de esta glucólisis lenta.
También este descenso de ácido láctico permite al organismo su transformación en piruvato para restituir el proceso de metabolismo oxidativo para producir ATP.
El sistema energético oxidativo.
El sistema oxidativo emplea la glucosa en sangre y el glucógeno muscular como fuentes de combustible para producir ATP y utiliza el oxigeno para realizar la reacciones enzimáticas en este proceso.
También utiliza las proteínas y las grasas para la producción ATP pero bajo determinadas circunstancias.
Por lo tanto, el uso de esta fuente energética dependerá de la intensidad y la duración del ejercicio pero por norma general son actividades de más de 2 minutos de duración.
El coste energético del trabajo de fuerza máxima.
Como hemos visto el coste energético depende de las variables del entrenamiento que producen alteraciones hormonales y neuronales.
Por el contrario el trabajo de fuerza máxima con porcentajes sobre el 85% de 1RM y con 1 a 6 repeticiones las concentraciones de glucosa y lactacto se mantienen estables.

Como resultado de ello la principal fuente de energía proviene del ATP almacenado y de la fosfocreatina.
También este entrenamiento conlleva un gasto neuronal importante de manera que la potencia y velocidad puede disminuir desvirtuando los objetivos del entrenamiento.
Por ello densidades de 3 a 5 minutos permiten la restitución de estos depósitos energéticos para mantener la intensidad en un ejercicio.
Por otro lado el trabajo con porcentajes que van del 70% al 80% de 1RM que permitan realizar más de 10 repeticiones contribuirán a la hipertrofia muscular.

Como consecuencia del aumento del gasto energético es necesario un aporte extra de ATP que proviene de la participación de la glucólisis anaeróbica rápida, dismunyendo el consumo de VO2max, a pesar de que la frecuencia cardíaca sea elevada.
En conclusión, el gasto energético en el entrenamiento de fuerza es determinante para poder establecer los objetivos de la sesión porque estará sujeto a las variables del entrenamiento para configuración del programa de ejercicios a realizar.