La finalidad de la adaptación anatómica es preparar el aparato locomotor para el desarrollo del trabajo de fuerza.
Por lo tanto se trata de acondicionar el sistema osteoarticular (Huesos, articulaciones y ligamentos) y el sistema muscular (Músculos y tendones), para minimizar los riesgos de lesión y así incrementar progresivamente el entrenamiento.
En consecuencia hay que ser cautos en cuanto a la magnitud de las cargas propuestas e incluso al tiempo de adaptación para afianzar la progresión del deportista.
Personas que requieren de una adaptación anatómica
Todos los deportistas noveles, los deportistas que inician la actividad deportiva, así como las personas adultas requieren de una adaptación anatómica.
Con respecto a los deportistas jóvenes y en formación necesitan un proceso de adaptación más longevo al estar en continuo crecimiento para evitar condicionar el desarrollo de sus estructuras.
Así que que podemos establecer periodos de 9 a 12 semanas en un acondicionamiento general para este tipo de deportistas.
Por otro lado, los deportistas experimentados con experiencia en el trabajo de fuerza se puede reducir a periodos de 3 o 4 semanas.
Este tipo adaptaciones se dan en periodo de pretemporadas o en periodos de transición entre una programación y otra.
En cuanto a los deportistas adultos que inician la actividad deportiva también es necesario establecer un programa de entrenamiento de carácter general para que puedan aclimatarse a los estímulos propuestos.
En todos los casos se necesita un periodo de adaptación que permita una correcta transición a modelos de entrenamiento más exigentes.
Protocolos de entrenamiento en una adaptación anatómica.
Siempre es necesario seguir una serie de protocolos para que las personas puedan avanzar a métodos de entrenamiento más complejos.
En primer lugar debemos centrarnos en los músculos estabilizadores que se encargarán de sostener el cuerpo para que el resto de músculos puedan realizar su actividad con mayor facilidad.
Por lo tanto es importante centrarnos en un trabajo de CORE para potenciar la pelvis, abdomen, espalda y cadera para sustentar el resto de estructuras.
Imagen de ejercicios de CORE
Por consiguiente se trata de evitar la deformidad postural durante la actividad deportiva.
En segundo lugar hay que prestar especial atención a los grupos musculares cercanos al centro de masas para progresivamente desplazarse a grupos más periféricos.
Además es necesario conocer los desequilibrios entre músculos agonistas, antagonistas o sinergistas para evitar la disparidad de fuerza entre los diferentes grupos musculares.
Asimismo se evitan posibles complicaciones en la evolución de la actividad deportiva debido a la disparidad de rendimiento de los diferentes grupos musculares.
A pesar de ello no todas las estructuras funcionales progresan a la misma velocidad, ya que los músculos experimentan una mayor adaptación a las cargas que los tendones.
Así que es necesario establecer cargas progresivas para una mejor adaptación funcional de estos tejidos conjuntivos.
En todos los casos se descarta el uso de ejercicios excéntricos y ejercicios explosivos debido a la tensión que genran sobre el organismo.
En definitiva, la finalidad de la adaptación anatómica es el acondicionamiento para crear una base metodológica para incrementar gradualmente las cargas y así disminuir los riesgos de lesión.